14.4.09

GUANAHANI ¡AQUI LEGÓ COLÓN!


(C) Ilustración: Tomás Espina





ISABEL: Sí...canela.
Si...Sí...Canela Cristobita...
¿Qué la tierra, el planeta tierra, redondo?
¿Redondo?
Si redondo...,
Redondo y navega.
¿Quién él?...sí, el navega.
Navega en el mar océano, de los espacios infinitos.
Y… Que pasa Cristobita?
Qué también la pimienta?
Claro, la pimienta.
Vas a salir a buscar.
A buscar qué?
¿Canela?
Continentes.
Estás loco Cristobita,
América?
América no existe.
Indias
Las Indias?
Si, claro navegar hacia occidente en...hacia, con el sol.
Y otra vez Asia y la pimienta
Catay., cipango y el clavo de olor,
la nuez moscada, el jengibre
mirra, almizcle, incienso y sándalo.

Está bien Cristobita, descansa.
Estás influenciado por la fiebre. No razonas.
El olor de la canela, calenturas.
Calor tropical. Es el caribe
¿Fidel? ¿Qué Fidel?...
¡Estás demente!
No existen tales cosas.
No existen. Ni el maíz, ni la papa, ni el tomate.
No existe Potosí, ni el oro del Perú, ni los caudalosos ríos, cataratas y cascadas, que te cuentan los borrachos y las putas del burdel.
No hay un mundo nuevo, ¡entiende!
Lo único que hay es este podrido, viejo mundo, sifilítico. Sin destino ni porvenir.
No te lances al mar,
te han engañado.
No existe, ni nunca han existido mundos nuevos.
Quédate tranquilo.
Si quieres navegar,
navega por aquí, por lo conocido,
es lo único real y existente.
Todo lo demás son puros delirios,
Temibles peligroso.
No te dejes tentar.
¿Que te vas?
Que zarpas.
Que te lanzas al mar, a navegar,
navegar fantasías,
¡detrás de tus fantasmas!
¿De qué escapas Cristobita?
Cristóbal de que escapas, dolido, doliente mortal.
Te van a comer los Tritones, medusas, los monstruos del mar
Cristobita.
¿Mundo nuevo?
Nuevo Mundo.
¿Qué estás delirando, de dónde has sacado esas leyendas?
¡Demasiada lectura!
¿Las malas juntas!
¿En qué amistades andas?
Con borrachos, bucaneros, pecadores, traficantes de burdeles
¿Qué enfermedad te han contagiado?
Para que cultives esas ideas tan desatinadas.
¿Cristobita...un mundo nuevo?
Te van a encerrar, meter en calabozo con chaleco de fuerza!
¿No existen, entiende!
¿Que la Canela?
Otra vez la canela...
Que no puedes prescindir de ella.
Como no se va a poder vivir sin la canela, el anís, la pimienta, la
albahaca, el toronjil y todo lo demás.
Si nunca han existido
¡Olvídalo! Olvida todo lo que está en tu fantasía.
¿Ruego que no se entere tu padre!
¡Ay! Si tu padre supiera
En que piensas, como piensas.

(Vuelve todo a ser penumbras, se acentúa el fondo musical. Se inicia lo que llamo una sinopsis compuesta o armada con situaciones o fragmentos lo que ha de ser o venir luego)
(Se cree que amanece, una fina luz rosada, densa, ingresa por el único pequeño ventanal con barrotes, rejas.
Gradualmente coloca el espacio escénico en el que los pocos elementos que lo ocupan van cobrando relieve.
Cristóbal está en la cama, debe vestir esos largos camisones en que se embolsa a los pacientes; de una tela rústica, cruda. Se escucha como nutridas voces de pájaros, que asemejan a la vez instrumentos musicales, imitando, recreando el despertar de la naturaleza.
Cuando la luz es tenue o apenas insinuada, se escuchan las voces de Cristóbal e Isabel que dicen:)

CRISTÓBAL: ¿Qué es ese resplandor, Isabel?

ISABEL: Es el resplandor de la hoguera, en que arde Giordano Bruno.

CRISTÓBAL: Está amaneciendo.

ISABEL: Es la luz que desprende la hoguera del campo di Fiori.

CRISTÓBAL: Es la aurora ¿No oyes el canto de los pájaros?

ISABEL: ¡Estúpido! Te empeñas, te empecinas, en ver lo que no es. Es el crujir de los maderos que arden. ¿No hueles la carne chamuscada de
Giordano?
¿Amanecer?... (Sarcástica)
¡Noche, noche cerrada!
Una noche que se me hace eterna Cristóbal.

(Cristóbal se revuelve en la cama. A Isabel no se la ha visto todavía. Luego de una leve pausa de sombras a de ir siendo ella, Isabel, una sombra en la pantalla.)

CRISTÓBAL: (Delirando en su lecho de enfermo)
Es un archipiélago de islas, allí viven, en esa bahía, en que el mar es un espejo transparente, andan desnudos, el clima...
hoy tengo audiencia con su Majestad la reina Isabel...
¿Oyes las chirimías?
Ella me recibirá.
Vísteme madre, vísteme de almirante. Hoy es el gran día.
Ella se llama Isabel, como tú.

ISABEL: Vas a enloquecer a la Reina, intentando hacerle creer en tus delirios. Pobre mujer, no sabe con quién se mete.
Tu padre está muy enojado contigo.

CRISTÓBAL: ¿Por qué está enojado conmigo?

ISABEL: ¿No te acuerdas de lo que has hecho?

CRISTÓBAL: No... ¿Qué es lo que hice?

ISABEL: Rompiste las sábanas, para hacer las velas de tus navíos.

CRISTÓBAL: ¿Y por eso está enojado?

ISABEL: ¿Te parece poco?

(Apagón repentino, ruidos de clínica quirúrgica, grito, luz violenta)

CRISTÓBAL: ¿Dónde están?
¿A dónde los llevaron?

(Entra Isabel)

ISABEL: Están bien guardados.

CRISTÓBAL: ¿Por qué me los quitaron?

ISABEL: Cuando recuperes tu sano juicio te serán devueltos.

CRISTÓBAL: (sentado en la cama) ¿Y con qué voy a llorar ahora?

ISABEL: ¿Por qué quieres llorar?

CRISTÓBAL: Porque me hace bien.

ISABEL: ¿Qué tienes debajo de la almohada?
(Saca algo y se irrita y asombra)
¡Canela! Si, es canela.
¿Cómo la has conseguido?
¿Cómo vino a parar aquí?
Viajas de noche; cuando todos duermen, tú te escapas, navegas.
¡Incurable!
¡Trajo canela doctor!
Así le diré al Dr. Fernando.
Te aprovechas de las sombras.

CRISTÓBAL: La sombra es un estado de la luz.
¿Quién dijo eso?

ISABEL: ¡Algún loco como tú! ¿De dónde sacas los materiales para construir tus delirios?
Las tablas del piso las hizo mástiles, jarcias. Las sábanas, velas.
Y esos vientos!... De dónde traes esos vientos.
Tu locura te salva Cristóbal, aférrate a ella.
¡Debes pasar por demente, sabes...!
Hacer de la demencia tu navío, si dejas de navegar, te pierdes. ¡Lo sabes!
Apréndetelo, convéncete.
Tu locura te salva Cristóbal, cual milagroso eclipse de los sentidos.
Eclipse del satélite terrestre, la luna es tu aliada
¡Zarpa! Suelta amarras. Leva anclas ¡Hombre!



Autor: Roberto Espina

(Fragmento de Guanahani ¡Aquí llegó Colón!)

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