25.10.10

LA VACA BLANCA

Ilustración: Martín "Tin" Félix



LA VACA BLANCA
o LA GRAN MARCHA HACIA DONDE EL DIABLO
PERDIÓ EL PONCHO (Fragmento)


- Qué ocurre señor pajarito.
- Nada señor escarabajo (porque ahora se trataban de señor)
- Por nada no pudo usted haber venido hasta mis aposentos. (ésta era otra de las nuevas palabras que había aprendido)
- Pues si señor escarabajo, creo que he venido para nada, porque las cosas que me preocupaban no creo que le interesen a usted.
- le ruego señor pajarito que no olvide que debe pronunciar mi nombre con mayúscula, luego trate de no ponerse insolente y explique cuáles son sus preocupaciones.
- Mis preocupaciones no son solo mías sino de todos los que iniciamos esta marcha.
- Quiere usted decir que viene representando a una agrupación o partido?
- Puede ser…
- Pues yo le digo que no puede ser, porque esta marcha no admite más que una sola agrupación y de esa agrupación yo soy el delegado.
- Pero…
- No hay peros que valgan.
- Entonces si me permite Señor Delegado, me voy a retirar.
- No sin antes saber señor pajarito, qué es lo que lo ha traído hasta aquí.
- No creo que valga la pena.
- Yo le exijo que lo diga, y que sepa expresarse en su nombre y no invocando pretendidas razones colectivas.
- Pues bien, yo creo que nos hemos olvidado de los motivos o el motivo que dio nacimiento a esta empresa
- Ah!. Ah!. Ah!, Ya lo estaba sospechando, así que esa era la causa y razón de esa visita?
EI Escarabajo con una mano atrás y otra en el pecho, como sabía andar Napoleón, caminó en círculo en torno del pajarito. Sentía deseos de mandarlo desplumar.











- Así que tratando de conspirar contra mi sistema, así que creando el descontento, y cuántos son, dónde se reúnen, cuál es el emblema de ese grupo de conspiradores?
- No hay tal organización, Señor Escarabajo. Lo único que yo sé es que hay una vaca que tiene pena.
Dijo el pajarito, para no continuar con un diálogo inútil. EI Escarabajo lo miró con esa mirada que tienen que tener los jefes.
- Es que acaso yo no lo sé? Repitió esta frase tres veces, de manera distinta. Primero como para sí, luego como dirigiéndose al universo entero, y finalmente interrogando al pajarito, al que se le pararon las plumas, por el miedo que le producía la mirada del Escarabajo.
- No he hecho bordar un gran estandarte, sobre cuyo fondo verde, de un verde tierno y conmovedor, está la vaca blanca, en blanca seda con sus rosados ojos llenos de pena, una pena que arranca lágrimas de compasión de solo verla. No marcha ese estandarte, al frente de una legión fervorosa y creyente, entonando himnos y elevando plegarias, mientras vamos hacia ella?
No he entregado yo mi vida, todo mi ser, a esa magnífica empresa, no he sacrificado mi existencia. Existe gesto que yo haga, una sola palabra que pronuncie, un solo pensamiento que yo tenga, que no esté dedicado a ella?
Es que es necesario que haga más, es que no es lo bastante elocuente el ejemplo de una vida, de una existencia, consagrada total y plenamente, es que existe alguna forma más definitiva de demostrar la pasión que consume mi ser?.
EI Escarabajo, que había adquirido algunas nociones de arte dramático, empezó a gesticular e interpretar, aplicando fervorosamente todo lo que había aprendido.
Se desgarraba las ropas, se tiraba de los cabellos, (que no tenía, pero, figuraba como si los tuviera). Llenaba sus ojos de lágrimas, largaba risas sarcásticas, lanzaba gemidos.
- Es que acaso soy tan solo ambicioso?
- Todo en mí no es más que ambición?
- Juzgad, Oh!, dioses, con qué ternura amo yo a este pajarito. Este es el golpe más cruel de todos. Pues cuando veo que él me hiere, la ingratitud, más poderosa que los brazos de los traidores, anonada mi pobre corazón y cubriéndome el rostro con el manto, caigo a los pies del estandarte de la vaca blanca a la que empapo con mi sangre.
- Oh! Qué caída compatriotas!. En este momento yo y vosotros y todos caemos y la traición sangrienta triunfa sobre nosotros!
Y se tiró al suelo, en una expresión patética, agotado. Miró hacia su alrededor buscando al pajarito, que en medio de su actuación había aprovechado para retirarse.
- Dónde te has metido? Ha huido. Tendré que hacerlo desplumar.
Ya era noche, una noche luminosa, muy azul, muy estrellada. La multitud de animales dormía. EI Escarabajo también trató de dormir, estaba cansado y a la madrugada debía reiniciar la marcha.


Autor: Roberto Espina

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