22.2.11

EL ENSAYO o QUIÉN LE TEME A BEAU GESTE



Hermógenes: EI ensayo, hay que seguir con el ensayo. Ahora viene el funeral vikingo. Aquí tu haces de Miguel, Miguel agonizando. Yo soy Juan. Acuéstate aquí. Este cuerpo de legionario muerto es el de Lejaune. Te servirá de almohada así armamos el cuadro. Yo te sostengo la cabeza y digo: Me incliné sobre Miguel, cuyos ojos se habían cerrado de nuevo ¿Estaría muerto? Cierra los ojos pelotas, que me desconcentras.

Claudio: EI gran pelota que desconcentra eres tú, que le está contando al público lo que está viendo. "Me incliné sobre Miguel..." Te estamos viendo, para qué mierda tenés que decir "me incliné sobre Miguel". Te inclinas y basta. "¿Estaría muerto?" Como estaría muerto... Lo estás pensando allí frente a él, aquí mismo. Estará muerto... Es lo que piensa Juan. Junto a Miguel. Estará, no estaría tarado.

Hermógenes: Tú tienes que decirme ¡firme compañero! ¿Tienes las cartas?

Claudio: ¡Firme compañero! ¿Tienes las cartas?

Hermógenes: Le dije que las entregaría en persona. Que los dos éramos los únicos sobrevivientes. Que pronto llegaría el socorro.

Claudio: Pero dímelo a mí. Eso es la novela y estamos haciendo teatro, güevitas.

Hermógenes: Si, es verdad, aquí va: Hermano Miguel las voy a entregar en persona. Somos los únicos sobrevivientes. Pronto va a llegar el socorro y entonces vamos a ser ascendidos y condecorados.

Claudio: ¿Por haber matado a Lejaune? (Ríe, se sonríe) Escucha Juan... Estoy herido de muerte. Busca un camello y huye...
Aprovecha la oscuridad de la noche. Prométeme ¡Dios mío! Estoy ciego... Juan, Juan el funeral vikingo.

Hermógenes: Murió, salvándome la vida. Oh! Beau, hice cuanto pude por ti. No tenía ningún caballo, lanza, ni escudo que poner a tu lado, pero puse un perro a tus pies. Lejaune con mi bayoneta clavada en el pecho. Y Beau tuvo su funeral vikingo... con un perro a sus pies.

(Hermógenes cae semidormido, cansado, sobre el muñeco que figura ser Lejaune. Claudio se ha dirigido a la mesa en busca de trago. Advierte que echan una carta, un sobre debajo de la puerta. La recoge, la observa, camina en silencio y comenta:)

Claudio: Llegó un mensaje.

Hermógenes: (Siempre acostado sobre el muñeco) ¿De quién?

Claudio: La compañía eléctrica

Hermógenes: ¿La cuenta?

Claudio: No, es una nota.

Hermógenes: ¿Qué dice, de qué se trata?

Claudio: Dicen que se van.

Hermógenes: ¿Cómo que se van?

Claudio: Sí, y se llevan todo.

Hermógenes: ¿Qué significa llevárselo todo?

Claudio: Todo, las usinas, generadores, plantas, distribuidoras, etc. Todo. Les resulta antieconómico darle luz a este país. Se aburrieron parece.

Hermógenes: Eso es una locura. ¿Y a dónde se van?

Claudio: No lo dicen. Se supone que a Inglaterra. Es una empresa, compañía inglesa.

Hermógenes: ¡Que carajos! ¿Cómo nos hacen una cosa así? Dejarnos sin luz. Que te parecen estos bucaneros, piratas, filibusteros.

Claudio: Pero hay que reconocer que son caballeros. Gentlemen. Bien educados. Te avisan. Te lo informan. No se van así nomás como rufianes. Sino que se retiran con dignidad.

Hermógenes: Sí, eso es cierto; son caballeros. ¿Y cuándo se van?

Claudio: A fin de mes.

Hermógenes: ¡Ya!... Puta, hay que comprar velas. Se lo llevan todo. Nos quedamos a oscuras. No es negocio darnos luz. Así que se estuvieron sacrificando. Trabajando a pérdida para darnos luz y nosotros nada... ¡Que pencas que somos! Ni la luz podemos financiarnos.

Claudio: (Ha ido hasta un mueble en el que deja el sobre de la compañía de electricidad y se encuentra con otro sobre, esas que ofrecen las compañías de aviación. Lufthansa. Avianca. Lan Chile. O la que se prefiera) Siguen los papelitos sorpresa. Este sobre contiene pasajes aéreos. Dos pasajes a... Y para fin de mes. ¿Quiénes viajan?

Hermógenes: Sara y yo. Vamos a pasar unos días por… Taif

Claudio: ¡Qué fantástico! ¡Cómo te envidio! (Claudio camina y se aproxima al balcón) ¡Qué bueno es viajar! Uno se... ¿Y qué vas a hacer con el departamento?

Hermógenes: Lo voy a entregar. Ya hablé con la inmobiliaria.

Claudio: Ah... Ya… Claro.

Hermógenes: ¿Te interesa? Está bien ubicado y no es caro… Si tú…

Claudio: Sí, tiene que estar bien ubi... ¿Qué es eso que se ve al frente?

Hermógenes: Una vista panorámica de los campos Elíseos. “L’eau de Paris” Lo hizo poner la empresa del agua colonia francesa “L’eau de Paris”

Claudio: Es bonito.

Hermógenes: Sí, antes tenía uno de Marlboro. Unos caballos fantásticos, salvajes. ¡Iban en patota!, felices por un prado californiano.

Claudio: ¿Cada tiempo lo cambian...?

Hermógenes: Sí, es lo más entrete… Lo variado.

Claudio: Así que te vas. Se van…

Hermógenes: Pero volvemos… Pronto. Retomamos la obra… Con más ganas. El viajar oxigena, Clorofila. Clorofila.

Claudio: La Rosario también quiere… Me lo está pidiendo. Le debe haber contado la Sara.

Hermógenes: ¿Qué cosa?

Claudio: Que ustedes… (Suena el teléfono, atiende Hermógenes)

Hermógenes: ¡Aló! Si… Si Don Álvaro. Sí, los pasajes están reservados. Gracias, muchas gracias. Es que nosot… Cortó el viejo cretino.

Claudio: ¿Quién era?

Hermógenes: El tío de Sara, el de la Fuerza Aérea. Dice que ya arregló todo. Que por ahora estamos a salvo, pero que tenemos que volar, desaparecer por un tiempo, hasta que se aplaquen, se clame la marea.

Claudio: Y yo… ¿A dónde me voy?

Hermógenes: No hablaron con Rosario de…

Claudio: ¿No te sobra alguna maleta?

Hermógenes: (Riendo) ¿Maletas? Claro hombre, ¿Cómo no voy a tener maletas? Una maleta para un amigo. Nos vamos todos. (Entra y sale trayendo abundante cantidad de maletas) Elige la que quieras, la compré en el Persa, regaladas. Son yanquis. Maletas especiales para volar. Todas hacen juego. Mira tienen rueditas, manijas, se agarran de esta correa y se las lleva como un carrito, un trencito, un caballito, un perrito.
(Comienza, inician un juego con las maletas)

Claudio: Hico, Hico caballito.

Hermógenes: Piu. Piuuu, Trencito (Corren, ríen)

Claudio: Hico. Hico caballito. ¿Por qué no me llevas caballito? Caballito bonito. (Deja las maletas y camina hacia el balcón) EI viento Harmattan nos ha enloquecido. Le Cafard ataca en forma virulenta. Produciendo suicidas y homicidas. ¿Sabes dónde quiero ir...? A TAIF. Montañas altivas de vertientes cobrizas. Frescura deliciosa del aire. EI Massarah yergue, a 1800 metros de altitud, sus columnas de cristal y sus jardines en terrazas, en el flanco de la aldea silenciosa. Y junto a la autopista del desierto, el aeropuerto de altura más moderno del mundo, emerge en el crepúsculo. Las luces de situación de la pista se encienden, y se iluminan cuatro letras, trazadas aquí, solamente en árabe. TAIF. En los albores del siglo pasado. Saud EI Grande fue muerto allí. Hace tres siglos Malcoma, huyendo de La Meca, allí halló refugio, durante una noche y un día. Y desde allí emprende la conquista del Islam. Hico, hico caballito. ¿Por qué no me llevas caballito bonito? Otros codician "La Joya" o piedra preciosa que los ha de enriquecer. Tal vez nos maten porque quieren apoderarse de la valiosa piedra. "El agua azul" que dicen que está en nuestro poder. Como podemos advertir que no tenemos salida alguna, estamos metidos en una trampa de locos, de dementes, fanáticos y bestiales. EI viento Harmattan nos ha enloquecido. Le Cafard ataca en forma virulenta.

Caballito bonito Hico, hico, sácame de aquí...


Autor: Roberto Espina

Fragmento de EL ENSAYO Ó QUIÉN LE TEME A BEAU GESTE

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno ! ! !