El campeón de los campeones,
el más consagrado,
harto ya de tantas consagradas,
reconocidas trapisondas,
truequicambios,
trapaza de banqueros logreros.
Se puso a vomitar por las trapacerías.
Su vómito en el campo de juego,
ha sido la más brillante,
estupenda jugada.
De naturaleza inconsciente, intuitiva.
Desconcertados los opinólogos,
los múltiples comentaristas,
quedaron enmudecidos, boquiabiertos.
El pánico los paraliza.
No pueden descifrar el significado,
el sentido de esa gambeta.
Esa jugada inesperada,
espontánea, vomitada.
"Mens sana in corpore sano"
alguien dijo en la platea.
La pelota no dobla.
La pelota no se mancha.
Nadie vomita en la cancha.
¿Quién es el dueño,
el patrón de la cancha?
¿Quién recibió la vomitada?
¡Alerta, alerta!
¡Se viene una pelota parada!
Roberto Espina
Roberto Espina
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